Primavera III

Conto los días, tacho las semanas

 y dio vuelta los meses en su calendario.

Los días se alargaron y el viento regreso.

Y al fin sus mejillas recibieron el cálido abrazo de una tarde de primavera.

En el enriendo de las nubes arrastradas por el fuerte viento

su mirada se perdió.

Sin embargo, no dejo de seguir a sus instintos.

Que de alguna forma se mantuvieron a flor de piel,

sobre todo en esas tardes.

Las pequeñas olas abatidas en la costa perfumaron con una brisa de mar

a sus cabellos alborotados.

El calor de su piel brotaba a través de esta,

mientras se mezclaba con esa brisa de mar que no era de mar.

Nada la hacia sentir mas viva que respirar esa mezcla 

de instinto y nostalgia.

Porque quizás sentirse vivo sea mas que un instinto.





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